(De una barca amarrada que se mece en la medianoche)
Mira esa barca
en su dulce deambular,
no viene ni va
solo permanece en su sitio
equilibrando las olas
con su movimiento
luchando en cada instante por ser
Mira, amor, nuestra barca
en este nuestro dulce deambular
no vamos ni venimos, somos
la nueva ola nos mece,
acompaña y se convierte
por un instante
en nuestro único sustento.
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